Cooperación, conocimiento y digitalización: prioridades internacionales
Fernando Rueda Koster
Consultor internacional independiente
Foto de Lucas George Wendt en Unsplash
“Es conveniente seguir cuestionando modelos, salir de las zonas de confort y avanzar e innovar a partir de procesos colaborativos”
“La cultura es vida, salud, integración, resistencia y esperanza.” Así comienza la Declaración de Cáceres, suscrita por los ministros y ministras de cultura de la Unión Europea, reunidos al amparo de la presidencia española de la UE en 2023.
Traemos esta adjetivación y definición poética del término como una más sobre la cultura, para entender que la distancia que media entre las políticas y las práctica s culturales es a veces un universo. Sí, cultura es todo eso y más, pero y eso, ¿Cómo nos ayuda?
Considerar en lo sucesivo la cultura como “un bien público esencial” sí que entraña implicaciones efectivas para el sector cultural en su conjunto -trabajadores, creadores, artistas, distribuidores, gestores, productores, etc.-. Sin embargo, estas implicaciones están aún por descubrir en toda su magnitud. Será el largo plazo el que nos permita dar un salto cualitativo para mejorar los apoyos de las instituciones al tejido cultural, afianzar la sostenibilidad de las organizaciones, incrementar y diversificar actividades artísticas y culturales y, en definitiva, para consolidar lo que verdaderamente importa, que son los derechos de ciudadanía, todo ello sustentado por poderes públicos.
Entre tanto, es conveniente seguir cuestionando modelos, salir de las zonas de confort y avanzar e innovar a partir de procesos colaborativos, trabajar en red y en cooperación, afianzar y descubrir nuevos públicos y consumos, sobrevivir huyendo del tópico de la cultura subvencionada o de las réplicas en las formas de crear, producir o distribuir.
Centramos esta contribución entres elementos medulares de los procesos colaborativos que involucran a variadas organizaciones, instituciones y comunidades culturales, con intereses particulares, en ocasiones antagónicos y competitivos, y que responden a realidades diferentes, pero que pueden acordar planes de acción conjunta para lograr objetivos compartidos. Nos referimos a la incidencia en los procesos colaborativos de i) las alianzas y la cooperación; ii) las comunidades de conocimiento e innovación y iii) a la trasformación digital.
i) Alianzas y cooperación: Desde hace yabastante tiempo, las plataformas y redes de intercambio, así como nuevosespacios de difusión entre realidades culturales muy diferentes, generan nuevaspercepciones de la diversidad cultural y nuevas formas de creación. Puedeentenderse que hoy día existe un abanico más amplio de posibilidades, pero hayque tener cautela en cuanto a su capacidad para hacer transformacionesefectivas.
La articulación y la complementariedad entre actores sostenidas en el tiempo otorgan nuevas herramientas útiles para participar e incidir en las decisiones que les afectan, en los intereses que tienen y en los resultados que pretenden conseguir. Muchos de los apoyos públicos locales, nacionales e internacionales basan sus condiciones de acceso en la generación de alianzas (partenariados, intercambios, transversalidades, internacionalización…). Los programas internacionales de apoyo a las organizaciones y agentes culturales, como Europa Creativa, Iberescena por citar un par de ellos, inciden en aspectos clave de las alianzas para la participación, tales como la coproducción, la codistribución, la cocreación y se condiciona el acceso a la presencia de los actores en plataformas, redes o asociaciones que escalen resultados.
“Muchos de los apoyos públicos locales, nacionales e internacionales basan sus condiciones de acceso en la generación de alianzas”
Similares elementos encontramos en los mercados de las artes, por citar un par: MAPAS y Mercartes, que incluyen en sus programaciones ciclos de formación, mediaciones, campus de experiencias, y espacios degeneración de alianzas y herramientas para la internacionalización. No resulta tan evidente que las organizaciones se vinculen a redes o formen parte de ecosistemas más complejos más allá de sus ámbitos de actuación o de sus territorios, y como prácticas no aisladas que se vinculan y relacionan con otras realidades y agentes diversos. Las alianzas y la cooperación están en el must de los procesos colaborativos.
ii) Comunidades de conocimiento e innovación: además del desarrollo de alianzas para la cooperación en el sector, en un proceso colaborativo es importante prestar atención a la generación de nuevos conocimientos que vayan más allá. El sector cultural, como muchos otros, está acostumbrado a trabajar dentro de su nicho, de una determinada manera y en un marco de espacios cómodos, no resultando fácil salir del perímetro de lo que se conoce.
“El sector cultural, como muchos otros, está acostumbrado a trabajar dentro de su nicho, de una determinada manera y en un marco de espacios cómodos, no resultando fácil salir del perímetro de lo que se conoce”
Las interconexiones entre conocimiento científico, tecnológico y cultural a través de la materialización de proyectos interdisciplinares que sean llevados a cabo de forma compartida por creadores, artistas, científicos, académicos, profesionales de la economía o la psicología, y también por parte de una ciudadanía activa o representantes de la sociedad civil, es en este punto un plus de los procesos colaborativos. Experiencias como las de la Fundación Daniel &Nina Carasso, recogidas en su informe sobre Componer Saberes, que a partir de los procesos culturales, analiza aspectos como la participación ciudadana, la investigación artística, el trabajo desde la perspectiva de los equipamientos culturales de proximidad y la construcción y desarrollo de alianzas. Otras como Conexiones Improbables, y el proyecto Hibridalad, son algunos ejemplos que permiten explorar avances e innovaciones sociales y tecnológicas y sus vínculos con la cultura.
En el ámbito de la Unión Europea, conviene estar atento a los avances de las “Knowledgeand Innovation Communities” sobre cultura y creatividad cuya vocación es mejorar el expertise en tecnología y aportar habilidades de innovación en espacios experimentales, generando confianza para desarrollar proyectos más creativos, como suerte de laboratorio de imaginación colectiva en procesos de innovación cultural.
iii) Transformación digital: acelerada tras la pandemia, la transición a lo digital constituye hoy día parte indisoluble de los procesos creativos y colaborativos. No se entiende la participación, el intercambio, la generación de conocimiento y la innovación, sin las herramientas que nos aportan las tecnologías digitales y que nos brindan una batería de oportunidades de desarrollo hasta hace no mucho tiempo impensables. Entre otras, la transformación digital nos aporta incrementos sustantivos de las capacidades de las organizaciones para generar mejores contenidos culturales, nuevos ámbitos para la distribución y exhibición de obras, el crecimiento de la presencia en ámbitos internacionales, y la creación de ecosistemas de reflexión e investigación para las trasformaciones sociales, con base en la creación artística y los contenidos culturales.
“Acelerada tras la pandemia, la transición a lo digital constituye hoy día parte indisoluble de los procesos creativos y colaborativos”
Decenas de plataformas y redes de intercambio generan mapas interactivos con recursos y oportunidades de todo tipo para el sector cultural. Pero en este punto eso no es suficiente, retomando la idea de “cultura como bien público esencial”, el soporte de las administraciones y políticas públicas en el marco de esta transición o trasformación digital se hace imprescindible, y necesita mejorar. Se requiere desarrollar nuevos marcos normativos y regulaciones en temas como la protección de datos, la inteligencia artificial, la reducción de las brechas digitales(territoriales, generacionales, económicas). Se necesita, favorecer procesos participativos en el entorno digital, definir modelos de negocio viables y favorecer la reflexión sobre cuestiones como la privacidad, la brecha digital o inteligencia artificial. Desde la perspectiva de las políticas culturales, es imprescindible abordar esta trasformación al menos en cuatro ejes diferenciados: la financiación para la digitalización de instituciones culturales e industrias analógicas; el incremento de competencias digitales para organizaciones y profesionales a través de la formación digital, la promoción de espacios de experimentación o incubadoras e iniciativas para promover la creatividad y las competencias digitales de artistas y profesionales; el acceso través de apoyo público a la pluralidad y diversidad delos contenidos digitales con portales culturales o artísticos, o plataformas de distribución de contenidos en línea
Referencias bibliográficas:
FDNC (2023) Cultura para la vida: estudio crítico y plural sobre lo cultural, FDNC
FDNC (2023) Componer Saberes para comprender mejor los desafíos contemporáneos, FDNC
IETM (2022) ANNUALREPORT, IETM
UE (2018) Una Nueva Agenda europea para la cultura. COMUNICACIÓN DE LA COMSIÓN AL PARLAMENTOEUROPEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO Y AL COMITÉ DE LASREGIONES
UNESCO (2022) RE |PENSAR LAS POLÍTICAS PARA LA CREATIVIDAD, Plantear la cultura como un bien público global; UNESCO